Al igual que en la naturaleza, en nuestro cuerpo, nada escapa de las leyes biológicas.
Entendiendo estas leyes podemos comprender cómo el organismo actúa, buscando nuestra supervivencia, aunque a veces no lo veamos así.
Todas las enfermedades tienen orígenes precisos y aunque no siempre sean evidentes y fáciles de encontrar, responden a la vivencia que se tenga de la situación que genera el conflicto. Es así como lo que habitualmente llamamos enfermedad; es, para cuerpo, una respuesta biológica de supervivencia que responde a los estímulos recibidos de los sentidos y de los pensamientos. Por este motivo la mayoría de las enfermedades biológicas se explican con conflictos psicológicos.
Como dice Enrique Bouron: "Mientras creamos que las enfermedades son maldiciones, lo seguirán siendo. Cuando comprendamos que son solo programas biológicos que pueden ser desactivados, enfermaremos mucho menos."
Cuando hacemos consciente el conflicto que generó el estrés psicológico, a partir del cual se generó una manifestación biológica y resolvemos nuestro conflicto, entonces la enfermedad ya no tiene sentido de existir.